Tatuajes Mágicos
::::::: - Tailandia - ::::::::
Cada 7 de Marzo se celebra el Magic Tattoo festival de Tailandia, una ceremonia donde el tatuaje es protagonista. Es una celebración donde miles de personas acuden a tatuarse en busca de protección.
En realidad la ceremonia se llama Wai Khru, y se festeja en el templo budista Wat Bang Phra, ubicado en el distrito Nakhon Chaisi, en Tailandia. Es una ceremonia religiosa en la que los budistas de distintas partes del país se reunen a rendirle respeto a su maestro Luang Poh Pern.
Los creyentes llegan al templo situado a una hora de Bangkok desde todos los rincones de Tailandia atraídos por increíbles leyendas sobre el poder de los tatuajes. Ahí está el guerrero que derrotó él solo a todo un Ejército, el campesino que resultó ileso tras pisar una mina o aquel delincuente que logró parar una bala con los dientes.
Las escaleras que llevan al templo están llenas de jóvenes esperando su turno con los torsos desnudos. Al final de la cola se encuentra, cruzado de piernas y envuelto en su túnica naranja, el monje Pao. «Nosotros no preguntamos en qué utilizan estos hombres sus poderes, pero para que los tatuajes funcionen se deben cumplir los principios budistas de no matar, no robar, no cometer adulterio, no mentir o no beber alcohol», dice el religioso levantando el tono para que todos puedan escucharle.
Pao, un monje budista del templo, tiene junto a él sus utensilios de trabajo: una aguja de 60 centímetros de largo y un bote lleno de tinta mezclada con hierbas chinas y veneno de serpiente. Dos hombres ayudan a sujetar a los voluntarios que se retuercen de dolor mientras Pao graba en su piel, lentamente, escrituras antiguas en jemer y dibujos de fieras salvajes.
Una misma aguja sirve para tatuar a decenas de jóvenes antes de ser esterilizada con alcohol. «Si tienes sida no vengas a tatuarte», dice el cartel de la entrada.
Pero para muchos extranjeros es un festival del tatuaje, pues los creyentes se tatúan o repsan los tatuajes que ya tienen hechos, pues para esta religión los tatuajes protegen a las personas que los portan.
El tatuador recarga los tatuajes de algunos de los que llegan a tiempo y bendice con agua al resto de los aproximadamente 5.000 fieles que se agolpan contra la puerta del templo.
Es un festival de lo más extravagante, donde los miles de budistas hacinados buscan desesperadamente obtener su tatuaje. Muchos enloquecen entre la multitud, incluso algunos de ellos entran en trance y se “convierten en animales”, algunos se hincan a rezar, otros corren despavoridos y otros simplemente sacan fotos y disfrutan del espectáculo.
Con la mirada endurecida y el pecho erguido, decenas de gánsters y criminales se han ido congregando desde el alba frente al templo de Bang Phra. El inimitable grupo de peregrinos incluye a violadores y atracadores, algún asesino a sueldo, muchos ex convictos y no pocos rateros de los suburbios de Bangkok. No buscan ni el perdón ni un retiro celestial lejos del mundo del hampa, sólo los tatuajes invencibles de Buda.
«Tengo muchos enemigos y sólo la magia de Bang Phra puede hacer que las balas no me hieran y los cuchillos se doblen al contacto con mi piel», dice el joven Piatnee, de profesión «no es asunto suyo».
El secreto de los tatuajes mágicos fue aprendido por el abad del templo Luang Phor Pern cuando estudiaba la forma de proteger a los soldados tailandeses en sus batallas. Luang murió el año pasado, pero antes de marcharse a un mundo mejor enseñó su arte a otros cinco monjes que han recogido su herencia. Cada sesión de tatuaje puede durar cerca de dos horas y termina con un ritual de éxtasis que en ocasiones lleva al tatuado a arrastrarse por el suelo entre aullidos antes de perder el conocimiento. «Es para espantar a los demonios», dice Pao mientras ora en alto para completar la ceremonia.
En los últimos 20 años más de 5.000 personas han sido tatuadas en Bang Phra.
Muchos vuelven a por más dibujos convencidos de que sumarán nuevos poderes o reforzarán los que ya tienen. Pradaaji, un ex convicto que ha cubierto el 70% de su cuerpo en 12 años de sesiones, asegura que ésta será la última vez. «En este tiempo he tenido accidentes de moto, peleas, me he caído por la ventana de casa y no me ha pasado nada», dice mostrando los tigres que adornan sus pechos.¿Profesión? Tampoco «es asunto suyo».
Lo normal es que los recién tatuados busquen pelea nada más salir del templo para poner a prueba su nueva arma secreta. Si la leyenda no deja de crecer es porque aquellos que no encuentran protección rara vez viven para contarlo. «La magia sólo funciona si crees de verdad en ella», aseguran los peregrinos justificando fallos pasados. Aunque el templo de Bang Phra fue construido hace 326 años, la práctica de los tatuajes empezó hace cuatro décadas.Viéndose desbordados por los visitantes, los monjes fijaron el último sábado de febrero como el día de peregrinación.
Las personas tatuadas entran en trance debido al alto poder energetico que posee el tatuaje.
Fuentes
http://www.tempusfungui.com/one_news.asp?IDNews=215
http://www.portaldemisterios.com/articulo/el-festival-magic-tattoo-de-tailandia-misterios
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